La campaña electoral para la elección presidencial francesa ve enfrentarse 11 candidatos. Ninguno de ellos se siente satisfecho de la Unión Europea. 4 de ellos quieren, directamente, salir de la Unión. Todos los demás quieren reformarla más o menos. ¿Se ha convertido, como dijo François Hollande el 16 de abril en la conmemoración de la batalla del Chemin des Dames, en el "chivo expiatorio de nuestras renuncias"? ¿O más simplemente revela un malestar hexagonal, una especie de espejo que reenvía a los franceses una imagen degradada de su ambición nacional? ¿O será la distracción fácil de una cólera cada vez menos recogida frente a trastornos inexplicados de las ciencias, de la economía, de la política y por tanto de la vida en sociedad? Hay una singularidad política francesa. Esta elección presidencial revela todos los aspectos negativos. ¿Podrá la elección de un nuevo presidente mostrarnos los lados positivos y transformarlos en un nuevo impulso nacional más favorable a un compromiso europeo? ¿ Francia volverá a Europa? Es uno de los retos de esta elección.